Aquí tenemos una imagen de un almacén típico de una tienda de autoservicio. Muestra un entorno organizado con estantes llenos de diversos productos, amplios pasillos y empleados utilizando equipos como carretillas y montacargas para la gestión del inventario.
Proceso de gestión de almacenes
El control de almacenes está conformado por tres etapas:
1. Planificar y organizar la gestión de almacén: diseño de red de distribución y almacenamiento, ubicación, tamaño, organización y diseño físico del mismo.
2. Dirección en la gestión de almacén: todo aquello que tenga que ver con el movimiento y almacenamiento de los productos y/o materiales.
3. Control de información: es decir, la descripción de los procesos de recepción, almacén y movimiento dentro de él.
Cuando se habla de la gestión de almacenes, muchos piensan que se trata simplemente de un lugar para guardar productos. Sin embargo, es un proceso logístico fundamental que optimiza la cadena de suministro, reduce costos y mejora la satisfacción del cliente. No se trata solo de almacenar, sino de controlar, planificar y dirigir cada movimiento dentro de sus paredes. Este proceso se divide en tres etapas clave que, al integrarse, garantizan una operación fluida y eficiente.
1. Planificación y Organización Estratégica
Esta primera etapa es la base de todo. Antes de que llegue el primer producto, se debe diseñar la infraestructura y estrategia del almacén. Esto incluye decisiones cruciales como:
Diseño y distribución: ¿Cómo se organizarán los pasillos, estanterías y áreas de trabajo? Un diseño bien pensado reduce los tiempos de desplazamiento y optimiza el uso del espacio.
Ubicación: Elegir el lugar correcto para el almacén es vital. Se debe considerar la proximidad a proveedores, clientes y las principales rutas de transporte para minimizar los costos de envío.
Tamaño y tipo de almacén: ¿Qué capacidad se necesita? ¿Se requerirán áreas con temperatura controlada? La respuesta a estas preguntas dependerá de los productos que se manejen.
Tecnología y sistemas: Desde la planificación se debe definir qué herramientas se usarán. Un Sistema de Gestión de Almacenes (SGA o WMS, por sus siglas en inglés) es esencial para automatizar y controlar los procesos.
2. Dirección en la Operación Diaria
Una vez que el almacén está en funcionamiento, la dirección se centra en el movimiento y la manipulación de los productos. Esta fase es la que hace que el almacén "viva" y funcione. Incluye:
Recepción de mercancía: Un control de calidad riguroso en este punto es crucial. Se verifica que los productos recibidos coincidan con la orden de compra y que no tengan daños.
Ubicación y almacenamiento (Put-away): Los productos se mueven a sus ubicaciones designadas, siguiendo estrategias como la de "first-in, first-out" (primero en entrar, primero en salir) para evitar la caducidad.
Preparación de pedidos (Picking): Es el proceso de seleccionar los productos del almacén para cumplir con un pedido. Un sistema de picking eficiente (manual, con voz, automatizado) reduce los errores y acelera la entrega.
Empaquetado y envío: Los productos se preparan y empaquetan de forma segura, y se coordinan con las empresas de transporte para su distribución final.
3. Control y Gestión de la Información
Esta etapa es el cerebro de toda la operación. La información es tan valiosa como los productos mismos, ya que permite tomar decisiones informadas. Aquí es donde entra en juego el SGA, que recopila y analiza datos de todos los procesos. El control de la información permite:
Inventario preciso: Saber exactamente cuántos productos hay en stock en tiempo real es vital para evitar quiebres de stock o exceso de inventario.
Trazabilidad: Monitorear el historial de cada producto, desde que entra hasta que sale del almacén, lo que es especialmente importante para productos perecederos o de alto valor.
Análisis de rendimiento: Evaluar métricas clave como el tiempo de ciclo de pedido, la tasa de errores en el picking y la eficiencia del espacio. Esto permite identificar cuellos de botella y áreas de mejora continua.
En resumen, una gestión de almacén exitosa es un ciclo de planificación, ejecución y control. Al dominar estas tres etapas, no solo se optimiza la logística, sino que también se genera una ventaja competitiva, asegurando que los productos correctos lleguen al lugar correcto, en el momento preciso y al menor costo posible.
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